11

11

Mi padre era periodista, fotógrafo para ser más exacto, aunque también escribía artículos. Como la mayoría de las veces escribía para pequeños diarios, que de todos modos nadie leía, sus artículos empezaban generalmente con las palabras: «Nubes densas y cargadas de tormenta se ciernen sobre el Báltico…», como si pensase que el tiempo que hacía en nuestras tierras podía contribuir a que aquel inicio fuera más sensacional o pertinente. Tenía dos títulos superiores: uno de geografía, otorgado por la Universidad de Leningrado, y otro de periodismo, concedido por la Escuela de Periodismo Rojo. Se había matriculado en esta última cuando comprendió que sus posibilidades de viajar, especialmente al extranjero, eran muy improbables: era judío, era hijo del propietario de una imprenta y no pertenecía al Partido.

El periodismo -hasta cierto punto- y la guerra -esencialmente- restablecieron el equilibrio. Tuvo ocasión de visitar la sexta parte de la superficie terrestre (definición cuantitativa estándar del territorio de la URSS) y de navegar por muchas aguas. Aun cuando fue destinado a la Marina, la guerra para él empezó en 1940, en Finlandia, y terminó en 1948, en China, país al que fue enviado junto con un contingente de asesores militares encargados de colaborar con Mao en los esfuerzos que estaba realizando y de donde procedían los pescadores borrachos de porcelana y los juegos, igualmente de porcelana, que mi padre quería que pasaran a mi propiedad cuando me casara. Entre esas dos fechas estuvo escoltando a los PQ aliados en el mar de Barens, defendiendo y perdiendo Sebastopol en el mar Negro y -al ser hundida su torpedera-, uniéndose a los Marines. Durante el asedio de Leningrado fue destinado a ese frente, donde hizo las mejores fotografías que he visto en mi vida de la ciudad sitiada y donde tomó parte en el desmantelamiento del asedio. (Creo que esta fase de la guerra fue la más importante para él por el hecho de encontrarse cerca de su familia, de su casa. Pese a ello y a la proximidad, perdió su casa y a la única hermana que tenía, de las que dieron cuenta las bombas y el hambre.) Más tarde fue enviado de nuevo al mar Negro, desembarcó en la tristemente famosa Malaya Zemlya y la ocupó; después, a medida que el frente avanzaba hacia el oeste, acompañó al primer destacamento de lanchas torpederas a Rumania, desembarcó en el país y, durante un breve espacio de tiempo, llegó incluso a ser gobernador militar de Constanza.

– Nosotros liberamos Rumania -fanfarroneaba a veces, para pasar a contar después sus recuerdos sobre sus encuentros con el rey Miguel.

Aquél fue el único rey que vio en su vida; a Mao, a Chiang Kaishek, por no hablar de Stalin, los tenía por unos advenedizos.



Добавить комментарий

  • Обязательные поля обозначены *.

If you have trouble reading the code, click on the code itself to generate a new random code.